Los niños pueden llevar ortodoncia invisible a partir de los 11 o 12 años, que es cuando los niños ya tienen sus dientes definitivos. En esos casos el especialista valorará si es adecuado un tratamiento de ortodoncia invisible para alinear los dientes y mejorar su sonrisa.
Este tratamiento se adapta al niño y a sus necesidades particulares, puesto que el niño todavía está en crecimiento.
Las ventajas de la ortodoncia invisible son la comodidad, evita las llagas, es muy fácil de limpiar, no hay restricciones para comer y es muy discreto y no se nota.
Las revisiones periódicas en edades tempranas, de hecho es recomendable que a los 6 años los niños ya acudan al dentista, ayudarán a solucionar posibles problemas de una forma menos invasiva y sin cirugía, como es la ortodoncia, ya que de adultos el tratamiento podrá ser más complicado y duradero.