“Me he dado cuenta que incluso las personas que dicen que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, siguen mirando a ambos lados antes de cruzar la calle”.
“Las personas que se jactan de su cociente intelectual son unos perdedores”.
“La vida sería trágica si no fuera graciosa”.
Stephen Hawking (1942 – 2018)
En el antiguo Egipto, el Nilo se desbordaba por estas fechas. El agua destruía las casas de adobe de los campesinos en cada crecida anual. Los egipcios nunca se entristecían ni criticaban al río sagrado. Ni siquiera construyeron casas más sólidas para evitar los daños de las inundaciones del próximo año. Al contrario, celebraban la destrucción y volvían a levantar nuevas viviendas con barro fresco. Por el cauce discurrían las penas y los males acumulados durante los 365 días precedentes. El Nilo limpiaba por fuera y regeneraba por dentro los espíritus de las personas.
En primavera, las tradiciones susurran palabras de renovación. Es una estación milagrosa donde sus 92 días se alargan mientras se acortan las noches. La naturaleza responde pintando los campos de verde y los árboles de flores.
Influye en los estados de ánimo de los seres vivos. Es el despertar de la vida… Nos sentimos con más energía y pasamos más tiempo fuera de casa. Estamos más contentos y felices. Decimos adiós a los abrigos, a las películas en el sofá del hogar… Damos la bienvenida a las cervecitas en terrazas soleadas.
La primavera es una de las mejores estaciones para sonreír y plantarle cara a la suerte. ¿Sabes que sonreír nos hace más felices porque provoca emociones positivas? Y porque transmite confianza… Te ayuda a seducir, perdonar, mejorar la salud e, incluso, a vivir más.
Las mujeres sonríen más que los hombres. Y quienes sonríen, hasta en las fotos, son más felices en la vida. Y tú… ¿a qué esperas para sonreír? Si no te atreves, nosotros podemos ayudarte…
Daniel Gurpegui Virto